Atrio de una Iglesia
Una máscara de plumas
encierra tu misterio público
Profeta de la no discriminación
Prófugo, esclavo de la duda
Caminas por la vieja callejuela empedrada
deteniéndote en el atrio de
la iglesia
miras sus torres, regañando
al que te creo
a su imagen y semejanza
Señor de Cinco Minutos
Entre tetas y piernas celulíticas
aspiras sueños perdidos
mientras el frotar de su culo
te convierte en el Señor de
Cinco Minutos
Terrorista de los vientres machucados
Sometes a la piel al encierro de la
mano que no suelta
Temerosa de caer y seguir cayendo
en fosas de V.I.H.
Tu Único Aplauso
Avanzo por el torrente a la velocidad
de la noche
El Universo en metástasis arrasa
diferencias
Esparciendo cuerpos celestes
cubriendo de eclipses
Pudriéndome en hoyos
negros
Piruetas haces en el cielo, pero oyes
sólo silencio
Piruetas hago en tu cuerpo, trapecista
pero el malabar es el fin
y tu único aplauso
Las Bienaventuranzas
Bienaventurados los estúpidos
porque de ellos emanan fantásticas
ideas
Bienaventurados los tuercas
Conocerán el engranaje del
universo
Bienaventurados los ebrios
De ellos los sorbos sin
concho
Bienaventurado el reino de las calles
El templo está cerca
Bienaventurados los dogmas
Vivan los idiotas
Bienaventurado el silencio
porque llena mis oídos
Bienaventurada la mujer
sin guillotinas en el vientre
Bienaventurados los ombligos
las alcantarillas, curvas y
chicles
Bienaventurado Dios
Dios marginal
Cantata
En la apátrida cantata de los
sueños
marchan los ideales bajo alamedas
mutiladas
pisando presurosos sus adoquines cubiertos
de alquitrán
Los une el asta de banderas desteñidas
la mentira del triunfo
y la erosión de sus monumentos
Harapos caen en las trincheras
Dejando ejércitos de vagos
A la espera de una orgía
fratricida
Asesinato
La asesiné bajo una muerte limpia
Atropellándola con versos
Esperando que el cuerpo se desprendiera
de ella
Se aproximó en el mismo tiempo
y lugar
Sólo fue una cita con un papel
resquebrajado
Por mi insistencia a dejarla morir
Opus Nostrum
Hacemos de Dios un paracetamol
Y de la vida un profiláctico.
Madre Nuestra
Madre Nuestra, le decías
a los niños
asesinos locos
flojos mentirosos
Luego expresabas:“Nadie nos enseñó
a ser padres”
Concluías :“Todo era una broma,
Uds. salieron bien”
Pero Madre Nuestra, tus hijos
aprendimos
a ser mostos y espigas de una extraña
comunión
mientras celebras el Mes de María
yendo con los de siempre
para volver a empezar
el diario ritual
Ruega por nosotros
Catastro
Fuimos inhalados por papeles, rótulos
y sellos
Que certificarán nuestra expiración.
Réquiem
Muertas las revoluciones sólo
queda Saint Jacques*
Con sus adoquines gastados
Y tanto Juan olvidado
Gatillando votos
> Soy un escritor chileno,
nacido en 1967, vivo actualmente en la
ciudad de Santiago de
Chile además de ejercer el oficio literario me
dedico a la gráfica,
ilustrando y diagramando mis propios textos...
Soy también abogado
magíster en derecho económico. Mi temática de
trabajo literario es
fruto de la dialéctica entre el mundo urbano y
el hombre, trata de
la escisión cultural entre las cifras, teorías y
dogmas de los cuales
somos prisioneros y que mantienen la farsa
racional, además
de nuestra carencia de integración y libertad.
Nuestra ausencia de
humanismo
poemas publicados por
Ediciones Rumbos el año 2000