Buenas noches desde mi cama. Desde una media soledad cobarde. Desde la estúpida previsión
de un futuro sola. Mis ojos están cansados; mi
piel, tranquila. Buenas noches desde este silencio
que me invita a quedarme dormida; desde estos párpados que auxilian
descanso. Buenas noches, en fin, desde el recuerdo... Recuerdos de ayer, de una semana,
un mes, un año; Cien mil momentos. Un dolor que no llega a doler pero
hace herida. Una esperanza, un grito de libertad,
una palabra: juventud. Un recuerdo. Sí, lágrimas
y lágrimas. Como gotas de lluvia sobre un suelo
mojado; Como los coches que pasan por los
charcos y mojan las aceras, Empapando todo con ese devenir de
pasiones y locuras. Como volver a la infancia pero con
otro vestido, otros zapatos y... otro nombre. Buenas noches. Sobre mis colgantes ya guardados;
mis fotos vacías, llenas de dolor. Bajo mis pesares y mis deseos; Bajo esta luna de hielo que ha enfriado
mis pies. Buenas noches.
Las serpientes de espuma huyeron
de la hélice del barco. Luego llegó la calma. El mar se hizo cielo. Un cielo de
millones de tonos azules que hacían pensar que, por primera vez,
existía el mar. Las serpientes de espuma huyeron de
la hélice del barco. Luego llegó la calma. Blancas, delgadas, nerviosas, salieron
nadando hacia la estela del barco. Y la luna se convirtió en faro;
y, con la oscuridad, las pequeñas luces blancas de los edificios
se convirtieron en estrellas bajadas del cielo a descansar un rato. Las serpientes de espuma huyeron de
la hélice del barco. Un barco que se tambalea de izquierda
a derecha y no marea, y sabes que no caerá, que no se hundirá,
que, a pesar de todo, traerá, de nuevo, la calma. El mar no es furioso. Juguetea y asusta
serpientes de espuma blanca, que serpentean por el agua y se pierden por
quién sabe qué lugares. A veces me tumbo en la orilla de la
playa y, al romper, sobre mi cuerpo, las olas, puedo sentir, de nuevo,
la calma.
MIMOS Rostro blanco y ojos negros; espejos. Mimos que, subidos a una caja, te
miran, sonríen y lanzan besos... con el aire, con la mirada, con
los labios secos... Mas allá, al otro lado del
espejo, un mimo que ya no es mimo, que ya ha fichado hora de salida: pintura
corrida en los ojos y en el rostro, las manos ennegrecidas, gastadas de
lanzar besos. Maravilloso encuentro con un ser vivo
cuando no está en movimiento: muy fantasmal, muy bohemio, muy gótico,
muy onírico. Desafortunado cuando pasa a tu lado, lejos del círculo
de gente que lanza monedas: desconsuelo, desengaño tal como el del
niño que descubre que los reyes son sus padres: mi dulce, mi mimo
bohemio es, tan solo, otra criatura de la noche, que por el día
te roba una sonrisa y por la noche unas monedas. Algunos de ellos ruedan alrededor
de las calles sonriendo y viviendo su imagen, su fantasía; otros
tan sólo deambulan, después de "trabajar" buscando algún
cigarrillo mal apagado en el parque. Mientras, yo me planteo el número
de sueños y fantasías que soy capaz de crear de un simple
rostro blanco y negro, en un intento de aconsejar a mi cabeza: no todos
los mimos lanzan, las 24 horas, miradas, sonrisas y besos... Dejan de ser blancos sus rostros,
negros sus ojos, sus labios, y se convierten en payasos de colores, de
esos que, en su intento de hacer reír, provocan un llanto eterno
a los niños. Y son sólo personajes que aparecen
y desaparecen, que no conviven a mi lado ni son relevantes en ningún
aspecto. Bufones de esta vida que no provocan risas, sino que se divierten
riéndose de ti. ¿Cómo puede interpretarse
tan mal un papel?, ¿cómo puede hacer llorar de esa manera
un espécimen de nariz roja y pelo naranja, de rostro blanco y ojos
con destellos negros?. Sueños, fantasías: un
despertar a la realidad mucho más amargo de lo que merecería,
un abrir los ojos a un mundo azul y que, sin embargo, resulta oscuro y
desconocido, vacío, sin poder, sin fuerza, sin nada de vida. Mimos; como si fuesen hadas, gnomos,
duendes, mitos o leyendas que nunca existieron, como si fuesen individuos
no alcanzables a nuestra vista, del cielo o del subsuelo. Hay que despertar: la realidad es
una calle vieja, un cielo nublado, y un yonqui subido a una caja que se
pinta el rostro y las manos, que no busca tu sonrisa, cuya intención
va más allá. La realidad es un yonqui que no tiene
más fin que conseguir su dosis.
Ah, pasado, ¿cómo estás?,
¿por qué se mueven tus huesos?, ¿por qué siento
en el aire tus cenizas?, ¿a qué se debe esta maravillosa
visita a tan altas horas de la noche? Pretendes desinhibirme, dejarme a
cero en una noche llena de recuerdos, dejarme en el abismo entre un tornado
de sentimientos. ¿qué pretendo yo?, volar
hacia ti un momento, sentir una caricia, un beso del pasado que me recuerde,
por un momento, que estoy viva, que aún soy joven, que un beso puede,
aún, despertar al gusano que hiberna en mi tripa. Pretendes desenmascararme, dejarme
con el rostro a la vista en una mueca de dolor, de duda, de cobarde. Pretendes
llenarme de dudas, de reproches y de culpas. No, no puedo dejar que lo hagas. Eso sí, quiero volar contigo,
aunque solo sea un momento y ver desde el cielo mi carrera, mi mundo, mi
presente, es decir, mi futuro. Quiero desatar una pequeña tormenta,
de fuertes y brillantes rayos pero no intensa. Ah, futuro… cuéntame cómo
eres. ¿acaso temible como el monstruo que habita en mis pesadillas?,
¿monótono como el tic- tac del reloj?, ¿eres acaso
fuerte?, ¿brillante como el rayo del pasado?, ¿lúcido,
tranquilo e irresistible como el néctar del presente? ¿cómo eres?, oh futuro,
que invades cada uno de mis pensamientos, ven deprisa, tengo impaciencia
por conocerte. Yo busco en ti las rosas sobre la
mesa, la cama cubierta con velos, las velas bailando, la chimenea
encendida, la lampara, el sol…ambos apagados. Yo busco el pájaro en la mañana
y el silencio sin grillos por la noche; la lluvia a media tarde, los charcos
a las 7; los besos; esos, todas la noches…
> From:
Blaviru@universia.es To: poesia salvaje <salvaje@poesiasalvaje.com> Date: lunes, 12 agosto
2002 19:27 Subject: Blanca Hola, supongo que te
acordarás de mi. Esta vez te mando 4 cosillas escritas por mí.
si te gustan las puedes colgar en tu página. si te gustan.Pertenecen a
un librito de poemas que escribí (no publicado, claro) que se llama
Tinta de Luna, menos el de La Calma, al que no le dio tiempo para entrar.
lo escribí luego. Un beso. Blanca.
Valencia, 12 Agosto 2002
de Blaviru a 30 de Septiembre
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