Dos manos redondas llevan algo a los
ojos.
Desde que se levanta con los trinos
esa mujer gorda
los tiene llenos de espanto
dentro de la boca redonda.
Las farolas
sonríen en las esquinas de
su nido y
ellos, sorprendidos, saltan
hasta que cae dormida.
Dos ojos redondos llevan golosinas
al agujero.
La esperanza la guarda rizada en un
saquito y jamás
dejará libres a los pájaros.
Una mujer vieja duerme.
Al otro lado de sus párpados
ardientes vertiginosos seres
y el jadear de muchos caballos
su respiración en la madrugada
y cómo arden
los párpados.
Ha viajado
en un ritmo excesivamente sensual
como el que marcha mareado en torno
al fuego.
Y nunca sabe si ha llegado.
Un poema es una piedra.
Un pisapapeles con tormentas apresadas
o pequeñas caracolas, cuernos
de insectos.
Se puede arrojar o poner sobre el
estante de la cocina.
Puede ser un regalo o digno de un
entierro, una oración,
un condimento, un afrodisíaco,
una necedad.
Llorar sobre él es útil.
Golpear tu propia frente con él.
Pero sin bordes no,
no es joya, es soplo sólo y
sirve
para refrescar, como una pluma,
como una perreta de niño.
La noche lamía dulcemente las
aceras.
Olvidó en ese instante.
Abandonó su hogar y se dejó
arrastrar
por la tibia corriente del reguero,
cuyas vueltas y revueltas la hacían
reír
y la ablandaban.
Los ojos gritaron y quedaron blancos:
ahora sólo veía el nacimiento
de su cabello.
El mundo moría pero ella bebía
vino
con el último sol de la tarde.
Jugaba con las hormigas construía
embalses.
Era el ser más poderoso
sobre la faz de la naranja.
Qué ingenuidad la suya. Creyó
que el amor le daría fuerza.
Está sentada entre hortensias
en la vieja
estación del tren, en una silla
de playa.
Suelo de junturas habitadas una ventana
abierta y nadie adentro en la casa.
Tic
tac. Y entonces como una cerilla contra
el cemento, una voz rasca su nuca:
La vida es infierno.
Siempre ese dolor seco y ya
siempre el fin de la humedad
en el pecho y arbustos de plástico.
La brisa apenas alcanza a acariciar
alguna hoja muerta.
cincuenta años de mujeres
van flotando en el agua sucia
girando a los lados de las aceras
las faldas hinchadas como salvavidas
ellas tienen un secreto y he de averiguarlo
tirar
tirando
empujar empujando con ojos ciegos
y el cielo entre las sienes tensas
ancas
luchador de sumo
Camino.
Camino y trato de pensar en no pisar
las rayas las junturas las selváticas
caídas de los insectos.
Camino.
Camino y pienso que lo hago bien,
no ver,
no pensar en lo que esquivo sin gracia
por el paisaje desolado de mi frente.
Camino.
Caminar así me da la concentración
ausente
del que reza cuando camina, del que
sonríe
a los fantasmas. Del que desafía,
lleno de miedo,
a la brillante e irónica vida.
ira es
amarilla la ira duele
como dicen que es la locura y es cierto
es ciega
asciende revienta es más aguda
que el deseo
que el amor que la bondad es afilada
es un monstruo dormido derriba edificios
con la boca rota la boca roja
los ojos las manos los brazos llenos
de ella
incapaces del reposo
tiene el ojo boca arriba
y le sale cada vez
un angustioso canto sin voz
cada DIA de esos de ángulos
dijo que la emoción se cultiva
en un vasito
entre algodón mojado
y al cabo de unos días
apesta
es necesario comprender
imaginar cómo
se soporta el dolor
estudiar mucho
- entrenamiento y senderos -
ser un corredor de larga distancia
un
nómada aburrido
esas señoras con sus cestas
llenas de pescado y tomates
con sus ojos tristes y carrillos rojos
caminan bamboleándose
día tras día
mientras la danza muere
junto a ellas
sólo muy de vez en cuando llevan
plumas
de pájaros asombrosos adornándoles
la cabeza
y ríen
miran por la ventana
el aire poblado de partículas
en movimiento
la mejilla en la mano la cabeza un
poco inclinada
y el día que transcurre y muere
los desgraciados
lloran alguna vez cada varios años
y sus lágrimas
son dulces y claras tan limpias
de futuro como un río que nace
está vacío
de recuerdos
-qué hermosa la vida del perro
-querida
-¡yo soy tan feliz!
-¡tú!
el flujo es roto a veces
por movimientos rápidos y violentos
de deseos
que siguen el caminar con la mirada
nada nada nada
aquí lo único que importa
a estas alturas
es el desafío último:
no permitir que la belleza muera
es sencillo algunas personas lo hacen
con naturalidad admirable
las señoras
mastican cada bocado con un comedimiento
hipnótico o al menos una concentración
vacía
de impureza que resulta cuando menos
relajante
como esa dulzura blanda al cruzar
los brazos
de leche
no está bien hablar así
el dolor no se toca
es una flor sensible
esto es de sumo mal gusto
-no es inmoral ser un desgraciado
-alégrate
y
sin embargo mira a morder tela
morder tela da ganas de esperar
morder tela espera
y escucha la garganta
morder tela siente aludes
que están a punto de caramelo
para la tumba
.
ella está a punto de caramelo
para los gusanos
cágome de miedo
se muere de miedo de morir
y está tan cerca
estoy a punto ya para la tumba
no falta un soplo rápido
las venas azules
he vivido tanto
y me muero de miedo de morir
y será
y
silencio el llanto de babosas
por las comisuras y el labio hormiguero
contengo el empuje en mis párpados
de la pena
con el fingimiento de la tristeza
en fiestas
tengo un retrato así, tan tenue
y en lucha, diciendo Felicidades
con la sonrisa y la muerte adentro
cada vez que lo miro lloro
y hoy
qué frío en el corazón
mientras la brisa mueve cortinas
en casas deshabitadas en estaciones
de tren
y cuando se acercan las imágenes
bellas
y cantan
aullando como locas enfurecidas
que giran la cabeza carnosa
-que han adivinado que las miras-
en la barriga tengo caballitos de mar
como praderas,
y olas que cubren de silencio la arena
pero ahora se vuelven
la batalla más triste
caballeros hormigas y titanes de babas
es un ritmo de luz muerta es
la batalla de mi sonrisa y mis ojos
tierra encharcada
de llovizna
a 30 de Mayo
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