transporte a tres tiempos, con reducción a once y manteniendo la identidad, la temporalidad del original como si no pudiera parar de escribir (y así parece ser) esta continuidad de mentes y seres, esta pieza de piezas, este rompecabezas infinito y debidamente cumplimentado

raqueta de ozonos sin parar ni torcerse, pasión por el vuelo del roce confuso, que se acerca sin tocarte, sin torcerse ni inmutarse

paren ustedes de buscar sin respuesta y yo dejaré de maniatar difuso

pero no piensen que me esconderé entre las piedras para escupir dislepsias, que no es posible vacilar tan caro, que me apetece mejorar lo no oído y patinar sus entredichos

patinar que ya es tarde, antes que muera la espuma de los cielos en una experiencia que viene de lejos

más vale que no les cojan indefensos con sus manos encogidas, porque eligen los más tiernos, porque no perdonan los despistes ni en la noche más abierta

uno

es la marca de la rueda y la factura 
 
 
 
 

abrir y cerrar las puertas como aquél que pone al día sus apuntes de solo

permutar de noche que no es hora de ruegos 

que también ahora puede entramar la siembra de congresos en selva

terminándose los cuerpos de torcer si es que no brilla para una masa concreta de labios impotentes, calmados en agonía cárdena

tanto más como si fuera una 

peligrosa como nadie
 
 

dos

asomándose te atrapa
 
 
 
 
 
 
 
 

esperando el olvido
 
 

qué esperabas de amarillo y sin factura, qué momias te escuchan silenciosas

¿tienes qué decir en esta astuta parada de tiempos? porque se acaban los recursos para entonar la manecilla derecha, sin que nada ni nadie se percate del antiguo modo de manejar las puertas -que no hay sillas-

no salpiques que es pesado, que tanto un día como el otro es posible terminar despierto y sin recursos de mantel o de pupilas

nada más, sino que volveré desde el ayuno a tu sonrisa, amanecer prohibido

tres

canción dormido
 
 
 
 

de utopiagon

a 26 noviembre 00