REGALO Pero el cuervo
no es capaz de robar las
reverberaciones del sol sobre
el charco de mis dedos
en tu cuerpo, de la nube de
mis ojos. Y gritará
y volará y estallará y esperará a que salga
ya del claro de luna. Ese momento
de verde, fugaz contrato
de asimilación espontánea. Y la orilla
se asoma en cada caricia los ojos ya
se tropiezan, acristalados. ¡Escucha!
Rápido, escucha. Lávame
las mejillas ensombrecidas, atraviesa mi
pelo con tu armonía. ¡Rápido,
ven a soltarme! Que la noche
ya es vacía donde alcanza
mi estación. Y las parcas
danzan la sutil circunferencia
de mi canción. Apaga el llanto
del huracán de mis pestañas con la lluvia
de tus besos. Bébeme
del vaso de tus manos. Mira quedamente
allá donde poso mis
sueños; allá
encontrarás mi paz: tuya es.
Hay cosas, como
el tacto, que la gente
se empeña en ignorar. Hay tonos, como
el tránsito, que no atino
a esbozar. Se me ha escapado
un cielo, de ojo a ojo, aunque todavía
reverbera. Ya no vienen
a beber los hechizados a este arroyo
infeliz: se ha secado. Y un barro se
lleva los tallos abominables. ¡Qué
pronto han sido olvidados! Más lejos,
todavía se oyen las caricias
equivocadas. Hay tantas cortinas
que navegan y tantos mares
por vaciar, que ya no quiero
morir.
REMO Un té;
mil flores. Tenía
algo entre las manos que se me ha
escapado volando. Dos tés:
mil amores que se enredan
en las manos y salen volando. Tres tés:
surgen los clamores. Cuatro cinco,
seis
los calores. Todavía
estás muerto y te preguntas a ti mismo. Té,
preguntas:
Da lo mismo.
DROTEA Ropa límpia
y reluciente, muda mujer que
tiende, una sonrisa
veloz a su lado y en su frente, una gota de
agua y un mechón
de pelo olvidado. Drotea, mujer
que tiendes, sostén
mi mano y desciende de un balcón
tan empinado. Respira mis
aires de nieve en esta colina
inocente. Dama sin palabra
en la escalera dulce cantar
de nanas de mi cuna,
tierna y serena. Almohadón
de mis palabras corazón
de mi existencia. Drotea, mujer
de serenos roces, tú apaciguas
el sol amaneciente, tú enamoras
a tan leve mirada.
Entre las torres
del hayedo me sumergo y entre tanto
un avión es sinrazón. Casi fuéronse
los labios y sin besos
cometieron su estallido. Ya encaminan
sus vertientes mar adentro ya aparecen
mientras bailan y enternecen
mi canción. Paseante del
olvido
fiel suspiro de estación. Caminante sin
palabras ni canción. Te espero sin
cesar donde amanece, te busco hasta
morir inquieto sin verte y entre tanto
tu mirada es ovación.
El dedo de mi
persona dice cosas que uno no sería
capaz de recordar sin más. Dice que podría
estornudar de astucia y contar hasta
diez. Aunque no estoy
seguro. Dice que saltaba
los vientos de dos en dos, que movía
mi mano sin pedir permiso. Pero no me lo
creo. Y un día
me dijo que dentro de él se escondía un hilo fugaz
y casual, una veleta cuadrada de tentáculos sutiles que agarraban
en silencio todo lo que yo veía. Aunque ya no
me acuerdo
UNA MIRADA
DE PAULA Si las horas
pasan cuadradas, entre los árboles, se callan incluso
y a veces golpean secamente
los cristales. Si los perros
me persiguen voy hacia ellos
en silencio, los acaricio
y ellos me duermen. Si la mirada
de Paula se cruza conmigo, tal vez me atraviese
el alma o me llene de
llanto y alegría. Si la mirada
me llega, como en esa noche, cuando de sus
ojos partían algo así como rayos de estrella sin luz, se me caerán
los ojos míos, como flores sin jarrón. Con aquél
frío se congelaban las palabras, con aquél
humo se enrojecían las manos y las piedras. Pero aquellos
mundos de atardecer mesurado me hacen enloquecer
de un amor repentino, de un pensamiento
que no entiendo, de la sensación
de un acorde familiar que al fin me llega. Y a cada momento
de mirarme y no verla, de vérseme
entre los cabellos de la frente, se repite en
su mente una palabra, un vocablo que
no puedo saber por más que busco. Pero se refleja
en su rostro, se adivina despacio, una ciudad equivocada
en sus manos, una marea que
no podrá ser vista por escondida
y siniestra. Y por fin se
abrirán las tierras como flores se romperán
los cristales entre miradas de Paula a mí, y mías
hacia ella.
ABANICO PARTICULAR Amanecer de luces
miles brillando todas. Enlazar de nubes
bobas que se giran sin cesar. Lloviendo despacio
sobre mojado, flotando entre
dos cabezas las manos. Deslizándose
hacia el ayer derramando a
brazadas los dedos sobre un pecho,
y luego el otro. Fumarola de viento
sin ramaje tupida cortina
echada sobre unas tablas,
y levando anclas. Recogido cordaje,
racimo de astucias estupefacto
sin giros dominado por vuelos. Y en algunos
sueños de ruinas, de pueblos castaños, descansa la
paz de estrellas; bienestar dormido, arquitectura
de vientos hacia el beso.
HECHIZO Una noche extraña,
de estreno, en la que almas
gemelas salen al encuentro. Un lugar en el
que ensueños se tornan hechos y palabras sentimientos. Una noche de
cruces espesos de miradas y
remordimientos. Todos los aplausos
han huido dejando paso
al recital emotivo, pavimentando
el camino a recorrer, emparejando
impulsos semejantes que animan al
pájaro a empezar su vuelo. Un terreno donde
cayó mi avión, semejante al
que todavía vuela en pos de abrazos
duraderos. Un instante repleto
de mareo cercano al lugar
de vida, próximo
a recitar destinos. Un cielo adornado
de espuma, aliñado
con versos, aspirante a
techo de almas. Verbo ejecutor
de maravillas.
PARA HACER
UN POEMA Coja un papel. Coja un boli. Ahora escriba
lo primero que se le ocurra. Tírelo
y dese un paseo. Coja una silla, coja una escopeta. Dele un beso
al primero que le mire: eso es un poema. Mire a través
de las persianas de las tumbas y llore, llore
hasta no poder más. Ahora tírese
al mar: eso es un poema.
Bueno, os envío
estos poemas que me ofrecisteis publicar en la web de poesía_salvaje. No sé
si eran siete o nueve, por lo que os envío nueve y vosotros, en
su caso, elimináis las que sobren. Esperaba haber
podido mandar una fotografía, pero no la encuentro ,así que
la enviaré más adelante. Muchas gracias
por todo, salud y larga vida a POESIA SALVAJE
- - - - - - -
- de utopiagon - - - - - -
- - a 26 agosto
00 |